Ellos trajeron los archivos repletos
los tanques llenos de gasolina,
ellos provocaron el acerbo exterminio,
ellos aquí encontraron un pueblo que lloraba,
un pueblo con dolor y por amor reunido.
Y la delgada niña cayó con su muñeca,
y el niño sonriente rodó a su lado herido por las llamas,
asfixiados ambos por el humo letal
y el estupor del pueblo vio caer a sus muertos
con furia y con dolor.
Entonces, en el sitio
donde cayeron los asesinados,
bajaron las banderas a empaparse de sangre
a mancharse de cenizas
para alzarse de nuevo frente a los asesinos.
Por estos muertos, nuestros muertos
pido castigo.
Para los que de sangre salpicaron la patria
pido castigo.
Para el verdugo que permitió esta muerte
pido castigo.
Para el traidor que firmó la subrogación que permitió el crimen
pido castigo.
Para el que dio la orden de convertir un almacén en guardería
pido castigo.
Para los que defendieron y siguen defendiendo a los asesinos
pido castigo.
No quiero que me den la mano
empapada con la sangre de nuestros hijos
pido castigo.
No los quiero de funcionarios,
tampoco en su casa tranquilos.
Los quiero ver aquí juzgados
en esta plaza
en este sitio.
Quiero castigo,
Quiero castigo.
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